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Hace mucho, pero que mucho tiempo. Cuentan los ancianos, que un ángel que estaba en el cielo, perdió sus alas y fue destinado a la Tierra y si quería ascender de nuevo y recuperar sus alas perdidas, tenía que cuidar de las personas que estaban enfermas y necesitaban cuidados. Cada noche entraba una casa diferente; tanto trabajo tenía que pidió ayuda al cielo con respuesta inmediata, bajaron más ángeles con la misma situación. Se repartían el trabajo, visitaban todo el mundo, aunque ahora sus alas no eran visibles. Una noche una niñita despertó y como todos los niños y niñas ven más allá de lo que los mayores habían perdido. Divisó una luz preciosa y un ángel que paseaba por toda la casa y entraba cada hora a visitar a su abuelito muy enfermo, le dijo: “vuelve a tu habitación Naina yo cuidaré de él mientras todos descansáis. ¿Y si acaso no oímos por estar muy dormidos?”. Respondió el ángel: “No te preocupes yo me llamo Daniel y en tus sueños yo te avisaré”. Preguntó Naina: “¿Y mamá y papá como despertarán?”. “Mi querida niñita mañana cuando vuelva te aseguro Naina que te contaré más”. Y Naina fue acompañada en los brazos de Daniel dormida ya. Con un beso en la frente, al ángel de la guarda llamó y al oído dormida Daniel bajito le habló: “Mañana volveré”
Un beso os quiere Mari.
sábado, octubre 17, 2009
El Ángel Centinela
Publicado por Mari en 17.10.09
Etiquetas: Ángeles y Arcangeles, Relatos
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