Hoy al abrir mi correo, de los mensajes que me mandan mis amigos-as, alguien preguntaba ¿si me avergonzaba de amar a Dios? Mi respuesta es no. Siempre estás a mi lado, en los buenos y malos momentos, hay otra clase de personas las que preguntan constantemente ¿Dónde estás cuando ocurre una tragedia?, mi contestación es a su lado, dando consuelo. Siempre me acuerdo de algo que leí alguna vez, en alguna parte. Yo soy Dios de vida no de muerte, has seguido conmigo desde que nací, como sabes pido todas las noches por los más desprotegidos, enfermos, mujeres maltratadas, ancianos y más cosas que quedan entre tu y yo. Recuerdo que siempre que me ocurre algo, pienso más sufrió él por todos nosotros; tu amado hijo y recuerdo lo que mis antiguos me transmitieron, un día caminaba Jesús recuperando almas buenas, pasó por una casa llena de opulencia, se oía desde la calle: “si no nos das lo que pedimos oh señor…” y echando sapos y culebras por su boca; al tiempo que pedían. Y tú con tu bondad infinita les distes cuanto pedían; entonces pasaste por otra casa donde no tenían casi nada pero seguían subsistiendo y alababan tu nombre, y al verlos felices marcho. Hay que buscar a las ovejas descarriadas no a las que ya están en el rebaño. Hoy en día padre se a perdido la fe, solo se acuerdan de ti cuando hay tragedias entonces dicen ¡Dios mió! Pero no se acuerdan cuando curabas, cuando hacías resucitar a los muertos, cuando están enfermos, y tu sigues aquí con nosotros a pesar de todas las barbaridades que dicen de ti, muchos dicen yo no creo, y tu eres amor, incluso cuando una madre pone la mesa para sus hijitos, cuando cocina, cuando un padre trabaja de sol a sol para traer alimentos a casa, cuando pones la mesa para tu marido con amor, cuando incluso pelas patatas estás sirviendo a Dios, no es preciso estar todos los días en misa porque tú eres amor, y hoy quiero gritarlo, quiero cantarlo Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como la mañana se levanta, como tan cierto que este canto lo puedes oír. Lo puedes hallar, a tu lado, en este mismo instante lo puedes buscar. Muy dentro de tu corazón. Le puedes contar, ese problema que tienes, Jesús está aquí, si tu quieres, le puedes seguir. Lo puedes oír moviéndote entre las montañas. Lo puedes oír cantando con nosotros aquí. Lo puedes llevar cuando por el camino vayas. Lo puedes guardar ¿Dónde?, muy dentro de tu corazón.
Reflexión: Un hombre soñaba cada noche, que caminaba por la arena de la playa, a su lado otras huellas se marcaban en la arena, mientras el hombre preguntaba. ¿Dónde estabas cuando te necesité?, ¿Por qué me abandonaste? ¡Dios mió! noche tras noche el mismo sueño, una noche las huellas que le acompañaban ya no estaban, y entonces una voz sonó. Entonces yo te llevaba en brazos para aliviar tu cansancio.
Un beso os quiere Mari. ¡Que seáis felices!
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