Hace tiempo viajé a Córdoba (España). Para hacer una promesa a la virgen, el viaje se hizo largo y lleno de penalidades, entre ello el accidente que tuvimos mis padres y yo, casi caemos al vacío en un barranco cuando un coche nos dio por detrás de nuestro coche, aún así después de comprobar que no nos había pasado nada y se lo llevó la grúa, seguimos el camino en un taxi hasta nuestro destino, descansemos durante la estancia en casa de una prima y al día siguiente fuimos al Valle, a realizar la promesa, el camino todo empedrado y dificultoso hasta llegar a la ermita descalzas mi prima y yo. Cuando cerca de la puerta de la ermita vi a un monje barriendo la entrada al verme descalza enfadado me hizo calzarme, me quedé tan asombrada que le dije: “no por favor es una promesa tengo que ir descalza”; “Que te calces o no entrarás tu crees que una madre quiere que sus hijos sufran por ella y se castiguen de esta manera”. Al comprender que el mensaje era de la virgen, me puse de nuevo las sandalias, no sé porque se me antojó ver en aquel fraile a fray escoba y de hecho lo llamé así, entré dentro al patio limpio, con plantas de un verde intenso un pozo antiquísimo situado en medio del patio rodeado por plantas y sin casi darme cuenta empecé hablar de Jesucristo y de mi santo favorito, observé como me miraba atento a mis palabras, incluso llamó a otros frailes, hasta el prior salió a verme, parece como si me esperasen, subí al altar de la virgen donde ella está me abrió la puerta cerrada con llave y me hizo entrar, me acuerdo que mi madre me tapó con el manto, mientras le pedía que me protegiera como cuando era pequeña y lo hizo mi bisabuela , le dejé un rosario que traía desde Barcelona para ella le di las gracias por todo y salimos. Yo me quedé más atrás y mi prima y mi madre se quedaron hablando con los frailes, no me enteré de lo que hablaron hasta tiempo después de nuevo en casa, quizá no me lo contaron porque me hubiera quedado, según me contaron mi madre les contó todo por lo que había yo pasado y que nunca me quejaba ni lloraba delante de ellos, que seguía con mi fe y amaba a Dios y a la virgen, le propusieron dejarme con ellos, que era especial, que mi madre quedó embarazada porque me habían enviado de arriba para protegerlos, que si sabía lo que tenían en casa, que nadie podría hacerme daño, porque se lo harían a ellos mismos, no me faltaría de nada ellos me cuidarían hasta el final de mis días, que era un ángel, mi madre se negó rotundamente, que su hija estaba con ella y no me dejaría allí, cuando me lo contó quise irme si esa era mi misión fueron al año siguiente a buscarlos y a coger más rosarios de pétalos de rosas ya no estaban, preguntaron por ellos les dijeron que habían sido trasladados a Ecija, pero no hubo manera de encontrarlos.
Reflexión: ¿Estaban allí por algún motivo ese día? ¿O querían que mis padres supieran algún mensaje de parte del Jefe? Os dejo que lo penséis; las señales existen. Pero no están donde las buscáis.
Un beso os quiere Mari.
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