viernes, octubre 30, 2009

Mi cuarto tesoro



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Pronto nacerás y tu tía desea tanto verte. Tu mamá está ya muy gordita y sé que serás la alegría para tus papis. Como decirte cuanto he deseado tener un nuevo sobrino. Eres el mejor regalo para todos. Me encanta comprarte cositas para que estés muy guapo, cuando vengas. Te esperamos con todo el amor del mundo. El abuelito Ricardo partió hacia cielos inmensos, pero antes de marchar nos dejó el mejor tesoro que podríamos esperar. ¡Tú mi niño! Mamá está encantada al traerte a este mundo, tu papá es muy trabajador. Aún no sé como te llamarán, y los muy pillines no me lo quieren decir, pero te imagino alto y tus manitas sujetándome el dedito, simpático, cariñoso y muy familiar. Rubito como tu mamá y unos ojos negros grandes como tu papá. Nacerás Dios mediante para Febrero. Ahora estás calentito en la barriga de mamá. Quiero que recuerdes siempre que en una gran nevada, las ramas de los árboles se llenan de nieve y troncha las ramas más pesadas, pero las más chiquitas a pesar de la pesadez de la nieve nunca se tronchan, nacerás porque deseas nacer, incluso en la barriga de tu mami te pones de pié. Megan hermana querida. Te mereces esta maravillosa bendición. Serás la mejor madre por eso mi futuro sobrinito te ha elegido a ti. Estoy admirada de tu valentía de todo tu amor y recuerda siempre que este magnífico regalo te lo manda Dios con toda su bendición. ¿Recuerdas mi brindis en mi boda? Por los que están, por los que no están pero están y por los que han de venir. Novios, Maridos, Sobrinos, Nietos. Dios te bendiga hermana querida. Será mi cuarto tesoro y el chiquitín de la familia. Para mi futuro sobrinito, mi cuñado Juan Miguel y mi hermana Megan. Os quiero.
Un beso os quiere Lilly.





Para mi cuñado Juan Miguel y mi hermana Megan
Para mi sobrino

sábado, octubre 17, 2009

El Ángel Centinela III




Aquella noche Daniel repitió su tarea de cada noche, asegurándose antes que Naina estuviera muy dormida y no lo sintiera. Entró en la habitación de Félix y le realizó la pregunta que le había hecho cada noche: “¿Félix quieres irte o quedarte? Durante este tiempo te he quitado ladrillos pesados que ocasionan tu dolor y cada vez te sientes muy aliviado”. Félix entonces por primera vez vio una luz resplandeciente, era Daniel. Y mirándole a los ojos tiernamente, con su voz apagada. Le contestó: “Es hora de partir”. Naina entonces oyó una campanilla y despertó, vio como el alma y espíritu de su abuelo partía con su ángel centinela y lo llamó. Sus alas ahora las tenía, eran preciosas; su abuelito andaba, veía y era joven. “¡Yo quiero ir! pero antes me debes una respuesta, dime. ¿Porqué perdiste tus alas?”. Daniel casi en un susurro le dijo: “Hace mucho tiempo también cuidé a otro señor. Pero no perdonaba, se aferraba al rencor. Y por más que hice, perdí su alma y no pude llevarlo a la luz. Hoy recuperé mis alas, ¿no has oído una campanilla? es cuando un ángel recupera sus alas de nuevo. No puedes venir pero verás con tus ojos de niña donde tu abuelito se dirige”. Naina divisó un pasillo lleno de luz, muchos seres esperaban y en la puerta de arco inmenso, su abuelita Diana y la madre de su abuelo esperaban, en un prado precioso y los dos se abrazaron. “¡Espera Daniel. ¿Volveré a verte?” “Tú tendrás otro ángel centinela”. A La mañana siguiente sonó un timbre y la mamá de Naina despertó y se dirigió a la habitación de su padre, donde lloró hasta quedarse rendida. Naina se le acercó y le dijo: “Mami no llores ahora es feliz está con la abuelita Diana”. Al oír el nombre de su madre que la niña jamás conoció y sonar de nuevo una campanilla, se giró mirando a su hija sonrió, y dijo: “Hoy un ángel a recuperado sus alas”. Pasó mucho tiempo, Naina ahora era anciana y en un banco del parque a su nieto David se lo contaba: “¿y yo lo veré abuelita?” “Cuando llegue el momento, solo cuando llegue el momento……

Un beso os quiere Mari


El Ángel Centinela II


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Naina como cada mañana se despertó muy temprano, para prepararse para el colegio aunque en su mente recordaba las palabras de Daniel. “Mañana volveré a verte y te contaré”. Con una sonrisa alegre deseaba verle de nuevo, con su curiosidad de niña inquieta, estaba llena de preguntas, después de vestirse y asearse corrió hacia la habitación de su abuelo Felipe. Para su corta edad de 6 años Naina era muy inteligente. “Abuelito ¿Cómo te encuentras hoy?” “Bien mi Niña, aunque algo cansado, pero mi ángel centinela cuida de mí todas las noches”. “¡Lo conoces!”, “No; pero vigila mi sueño y oigo sus pisadas, anda descalzo para no molestar, me habla al oído cuando alguna medicina he de tomar. Y se levanta tu mamá con un vaso de leche y me las da. Cada noche me hace la misma pregunta”. “¿Cuál es?, ¿Cual es?” Insistía la niña. “Cuando esta noche venga de nuevo te lo dirá, solo sé que perdió sus alas y las tiene que recuperar. Anda ve a coger tu cartera y al colegio a estudiar”. Canturreando por la casa canciones de la escuela, recitando la tabla de multiplicar. Deseando ver a Daniel de nuevo y poder preguntarle.

Un beso os quiere Mari





El Ángel Centinela


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Hace mucho, pero que mucho tiempo. Cuentan los ancianos, que un ángel que estaba en el cielo, perdió sus alas y fue destinado a la Tierra y si quería ascender de nuevo y recuperar sus alas perdidas, tenía que cuidar de las personas que estaban enfermas y necesitaban cuidados. Cada noche entraba una casa diferente; tanto trabajo tenía que pidió ayuda al cielo con respuesta inmediata, bajaron más ángeles con la misma situación. Se repartían el trabajo, visitaban todo el mundo, aunque ahora sus alas no eran visibles. Una noche una niñita despertó y como todos los niños y niñas ven más allá de lo que los mayores habían perdido. Divisó una luz preciosa y un ángel que paseaba por toda la casa y entraba cada hora a visitar a su abuelito muy enfermo, le dijo: “vuelve a tu habitación Naina yo cuidaré de él mientras todos descansáis. ¿Y si acaso no oímos por estar muy dormidos?”. Respondió el ángel: “No te preocupes yo me llamo Daniel y en tus sueños yo te avisaré”. Preguntó Naina: “¿Y mamá y papá como despertarán?”. “Mi querida niñita mañana cuando vuelva te aseguro Naina que te contaré más”. Y Naina fue acompañada en los brazos de Daniel dormida ya. Con un beso en la frente, al ángel de la guarda llamó y al oído dormida Daniel bajito le habló: “Mañana volveré”

Un beso os quiere Mari.


miércoles, octubre 07, 2009

Hasta luego...





Dejaste tus brochas de pintor, las camillas dejaron de llevar enfermos, tu recuerdo esta en nuestros corazones. Hoy estarás bailando un pasodoble, con mama; un rosario tuviste en tu cabecera, ese que yo rezaba. Mi despedida fue ver tus ojos abiertos; darte toda mi gratitud y pedir perdón.

Te dirigí hacia verdes prados, donde con varias flores te esperaba mama, y la abuela María con coronas de flores como las que hacías, hoy te abracé fuerte mientras ponía tu mano en mi cabeza, te dije te quiero y te llené de besos, te pedí perdón por si había sido mala hija, te di las gracias por todos estos fines de semana con nuestras aventuras, con tu último aliento tus ojos se empañaron y dos lagrimas brotaban de tus ojos, te dije: “Descansa papa no te resistas. ¡Vuela papa! ¡Vuela! Yo estaré bien, cuídame con mama desde el cielo”. Te dejo marchar y con tu último suspiro tu cara era pura paz. Todos te queremos, todos mis hermanos, nuera, yernos y nietos. Nos hemos estado despidiendo en estos casi 4 meses. Siempre formaremos parte de ti y tú de nosotros. Gracias por todo Papa. Tus hijos, yernos, nuera Y NIETOS PORQUE VIENE UN NUEVO MIEMBRO A LA FAMILIA QUE VEREIS TU Y MAMA DESDE EL CIELO. Os queremos.

Un Beso os quiere Mari




 
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