jueves, mayo 19, 2011

El Melocotonero tristón. Que no daba ni un triste melocotón.




Habitaba en el Valle, donde todos los Árboles crecían felices, las bellas flores desprendían, olores de ensueño. La brisa, el Sol y la lluvia. Eran la admiración de cuantos paseaban por tan hermosos parajes, de un bello lugar. El Roble y la Encina, comentaban entre ellos. Lo maravilloso que era vivir en el Valle.

-!Oye Roble!

-Dime mi querida Encina.

-¿Que fue del melocotonero tristón?

El viejo Roble así relató, pues, La encina insistente no paraba de preguntar.

-Cuéntame su historia cuéntame.

-¿Otra vez Encina tanto te gusta la historia? Está bien.

Sonriente el viejo Roble bonachón empezó: “Cuentan que su dueño no lo cuidaba, no sembró ningún amigo a su lado. Como perales, o cerezos. Algunas personas le pedían sombra, para merendar y allá dejaban, todos los desperdicios, no limpiaban su alrededor de latas ni cascaras. Un buen día, un niño lo vio llorar y tanta pena le dio, que se puso hablar con él… cogió bolsas de reciclar, limpiándolo de latas, papeles y desperdicios. Y cuando terminaba, a su tronco se abrazaba… Cuando hacía sol lo regaba, cuando llovía daba las gracias al cielo por regar la tierra. Al regresar del colegio todos los días, compartía todas sus preocupaciones y sus lecturas, pequeñas cosas de niños. De pronto al volver como siempre a verlo. Lo oyó reír. Sus grandes hojas volvían a salir. ¡Y su primer melocotón! Que el árbol agradecido bajó su rama y se lo ofreció como regalo. ¡Que bueno es dulce como la miel! El melocotonero había empezado a vivir gracias al Amor de aquel niño”

- Mira Encina ves allí.

- Si señor Roble.

Y dijo así: “ahora es feliz, sus ramas brotaron y más melocotones se han cosechado. El niño creció, no hizo como su padre. Él sí lo cuidó. Amar la Naturaleza, respetarla, no ensuciarla, no perjudicarla. Con todo su amor. El niño que se llama Juan, ahora es hombre. Aún visita al árbol, para quitar cosas, por dejadez de los demás, y ahora con muchas personas más, El Valle, vienen a cuidar, todo vuelve a brillar, a la normalidad, los pájaros vuelven a cantar”. Y colorín colorado este cuento se acabado.

Maria Del Valle

Reflexión: Cuidar siempre la madre Tierra y no hagáis pis en los árboles se queman las raíces.

Un beso, os quiere Valle.

1 Comment:

Misionero said...

Un sitio muy interesante. Lo he agregado a mi lista en mi blog.

www.mentesajenas.es.

Saludos desde Africa.

 
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